domingo, 1 de mayo de 2011

Articulo de mi amigo Raul Mendoza Canepa

Invito a la familia Vargas Llosa a vivir en el Perú, a traer sus ahorros, sus bienes y sus petacas para instalarse en su casa barranquina. Quizás así el Nobel asuma con responsabilidad moral su decisión y Alvarito pueda cotejar en el terreno la validez de sus 20 tesis para votar por Humala.

Vengan, compartan su vida con los temerosos de lo que vendrá, pues se ve mal que apuesten el destino del Perú y de sus millones de habitantes, desde la lejanía cómoda y versallesca que por fortuna les tocó. Apuren la dotación del Nobel, inviertan como los miles de empresarios hoy azorados, en esta tierra que los vio nacer, generen empleo, colaboren para que el Perú no sea con Keiko la república bananera que no lo sería con el moderno y liberal Humala.

Señor Marqués, el Perú lo aguarda en uno de sus últimos gestos de coherencia, con todo el derecho que tiene de asentarse, desde luego, en la capital que mejor sostenga el lustre de sus zapatos. Pero, con el derecho que me da ser un ciudadano peruano desde el Perú y que no piensa en fugar frente a lo que podría ser inevitable, lo convoco. Viva aquí, invierta aquí, ahorre aquí, vierta su solidario espíritu en las vasijas vacías de los pobres. Haga caridad, pasee sin ascos ni ascuas (hay buenos jabones en el Perú) por los acrisolados rincones peruanos, sea uno más.

Venga, quédese los cinco años o los muchos más por venir que le resten a Humala (si es que gana). Demuestre que tuvo razón en el terreno y padeciendo el destino que los pobres peruanos tengan por venir. Sea uno de nosotros, garantice en la calle, espada en mano, la intangibilidad de mis ahorros y mi fondo de pensiones. Ubíquese en la puerta de El Comercio, vigile los pasos de periodistas independientes que como tales sólo aspiramos a la libertad de decir lo que nos salga del fundillo sin que la versión oficial se anteponga mazo en mano.

Usted no corrió en los 4 Suyos, no se las jugó combatiendo a Fujimori en el asfalto limeño, no lavó la bandera ni cantó con la juventud bravía de fines de los 90. No alzó la voz frente al régimen corrupto. Ver la historia desde lejos y sentirse a salvo, decidir por millones la suerte de millones salvando el pellejo es una actitud que confirma aquello que pensé cuando después de los 90 cerró el kiosko de la causa liberal.

Venga, Lima no es la pestilente de los “manos sucias y sudorosas” que dejó en el 90 y no es apenas la temporada corta de los diciembres en que se le plantea venir. Creáme que, más que nunca, será bien recibido.

http://raul.lamula.pe/

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